5 de mayo de 2012

A chillar a otra parte

Si claro que estoy llorando o es que acaso esperabas que hiciera un fiesta como despedida y aplaudir que te vas destrozando mi vida o que al irte me valla corriendo a la iglesia a pedirle a dios que te bendiga,no no podré perdonarte a pesar que te amo con todo mi alma me obligas a odiarte hoy te ríes de mi no te duele dejarme pero vas a volver a buscarme y te advierto que voy a vengarme vas a besar el suelo por dios te lo juro vendrás a pedirme perdón y no dudo que mendigaras por un beso a mis labios tu piel rogara que la toquen mis manos se que voy a gozar cuando vengas llorando me voy a burlar de ti al verte arrastrando te arrepentirás de haberme conocido porque hoy me declaro tu peor enemigo y lo que te mereces por abandonarme es que al volver te mande a chillar a otra parte.

Lo que resistes persite

Un chico esquiaba en el mar, sujetado por una lancha. No sabía nadar, aunque traía puesto el chaleco salvavidas. De repente, el perdió el equilibrio y cayó al mar. Alcanzó a sujetarse de una de las cuerdas que la jalaban. Se aferró a ella y fue arrastrada por el mar, al más puro estilo vaquero. Los ayudantes le decían que soltara la cuerda, porque de lo contrario no podrían ayudarla. El chico no lo hacía, porque tenía miedo de que le pasara algo si se soltaba. Pero a medida que pasaba el tiempo, se hacía más daño. Finalmente el chico comprendió que se estaba lastimando. Soltó la cuerda. Y fue entonces cuando la pudieron ayudar. ¿Cuántas veces nos aferramos a algo, con la misma fuerza que el chico se aferraba a la cuerda y nos hacemos daño? Lo que resistes, persiste en tu vida. Cuando alguien te hace daño y lo sigues trayendo contigo, te sigue lastimando. Un sabio hindú a su discípulo: “Si te lamentas porque tienes sed, y el dolor te ciega para no ver lo que pasa a tu alrededor, cuando camines junto a un oasis, no lo vas a ver“. Lo que resistes, persiste en tu vida… hasta que dejas de resistirlo. Despide a esa persona que te lastimó en el pasado. Suelta la cuerda que te une a su lancha y que te ha estado lastimando por tanto tiempo. Te recuperarás de tus heridas, para iniciar una nueva aventura. Ya no resistas nada en tu vida. Déjalo ir, para que descanse tu espalda de las cargas del ayer y vuelvas a sentir… ¡la emoción de vivir el día de hoy!

No culpes a nadie

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Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tu has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tu siempre has de ganar. No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino. Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados

Disfrutar estando solo

Haz las paces con la soledad. Ya no le tengas tanto miedo. Ella no muerde, acaricia. Incluso puede hacerte cosquillas. Es verdad que a veces nos sobresalta, pero nos enseña. Quédate con ella unos días. Pruébala, a ver a qué sabe. Puedes empezar por salir solo. Sin compañías de ningún tipo, ni parientes ni amigos. Busca el silencio. Contémplalo. Acércate a él sin mucho ruido. Saboréalo. Cuando llegues a tu casa, no corras a conectarte al televisor, la radio, la computadora o el equipo de música. Primero relájate. Quédate un rato incomunicado con el mundo. ¿No te has dado cuenta de que tu cerebro está sobreestimulado? Desagótalo. Intérnate unas horas en el sosiego de la falta de noticias. Elimina toda nueva información por un tiempo. No hables con nadie. Enciérrate por dos o tres días. Descuelga el teléfono. Aíslate. Practica la mudez. También puedes quedarte unas horas sin estímulos visuales. Tápate los ojos y juega a ser novidente. Desplázate por tu casa y trata de hacer algunas actividades sin mirar. Utiliza los sentidos silenciosos como el tacto, el olor y el movimiento. Busca un lugar apartado, donde la naturaleza esté presente. Escápate por unos días. Aléjate del bullicio artificial y busca el sonido natural. Deja que tu atiborrada mente se oiga a sí misma sin tanta interferencia. Medita y mírate por dentro en la calma de una quebrada, o en el concierto de los animales nocturnos (no discutas con los grillos). Disfruta del “tic tac” de la lluvia. Reposa bajo un árbol y deja que la brisa se insinúe. Esto no es sensiblería de segunda, sino ganas de vivir intensamente los sonidos del silencio.
¿Por que seguimos en una relacion insana a sabiendas que no nos aman? Esperar a que te quieran puede ser una de las experiencias mas humillantes y tristes,: “Ya no me abraza, ya no se preocupa por mi” o “Nunca me he sentido realmente amado o amada”. ¿Que esperas entonces? Mendigar amor es lo peor de las indigencias, porque lo que esta en juego es tu persona, y si la otro, el que esta por encima, acepta dar limosnas, no te merece. Si no te quieren, no es negociable. ¿Qué vas negociar, qué acuerdos vas a proponer si no hay sentimiento, ni ganas ni deseo? ¡Que mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa desesperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente. Si bajara un ángel y te dijera que tu pareja nunca podrá amarte de verdad, por lo menos como te gustaría, ¿seguirías manteniendo la relación? ¿Qué harías? Para mi es claro que si alguien titubea o duda de que me ama, no me ama. “Dame un tiempo”, “Déjame pensarlo” o “No estoy seguro”: excusas o mentiras. Si es evidente que no te quieren y sigues allí a la espera de la resurrección amorosa, dispuesta o dispuesto a responder a cualquier insinuación, te extralimitaste: estás del otro lado. Y si tú. Sensación de insatisfacción afectiva persiste a pesar de tus justos reclamos, ya tienes resuelto el problema. No hay dudas: no te aman, y alguien tiene que irse.
Muchos hablan del amor pero solo pocos saben lo que realmente es Si necesitas alguien para ser feliz, eso no es amor. Es carencia. Si tienes celos, inseguridad y haces cualquier cosa para mantener a alguien a tu lado, aún sabiendo que no eres amado, y dices que crees en esa persona, pero no en los otros, que te parecen rivales, eso no es amor. Es falta de amor propio. Si crees que tu vida queda vacía sin esa persona; no consigues imaginarte solo y mantienes una relación que se acabó sólo porque no tienes vida propia, eso no es amor. Es dependencia. Si piensas que el ser amado te pertenece; te sientes dueño y señor de su vida y de su cuerpo; no le das la oportunidad de expresarse, de decidirse, sólo para afirmar tu dominio, eso no es amor. Es egoísmo.. Si discuten por cualquier motivo; se mueren de celos uno del otro; ni siempre hacen los mismos planes; les falta acuerdo en diversas situaciones; no les gusta hacer las mismas cosas o ir a los mismos lugares, pero hay un deseo de estar íntimamente juntos, eso no es amor. Es Deseo. Si tu corazón late más fuerte; el sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso no es amor. Es Pasión.